martes, 1 de noviembre de 2011

APARECIÓ “EL NIÑO”

A finales de 2009 en uno de los primeros artículos que aparecían en este blog hablábamos de la alimentación del soldado en los frentes. Uno de los productos básicos de su ingesta, recordaremos, fue la leche condensada donde dos fueron las marcas mas consumidas, probablemente las únicas: “La Lechera” y “El Niño”. Como ya explicamos, en la época ambas firmas comerciales procedían de la industria lechera cántabra, de modo que tras la caída de Santander a finales de agosto de 1937 ambas marcas quedaron en poder de los franquistas, de cualquier manera la abundancia de existencias del producto, habida cuenta de su larga conservación, permitió el almacenaje y suministro al bando republicano durante mucho tiempo más.
 


Cuadro de texto: Milicianos almacenando pilas de cajas de botes de leche condensada ¨La Lechera”. 
A la derecha de la fotografía se observa una caja de la marca “El Niño”.
A raíz de aquello recibimos semanas más tarde un mensaje de Miguel, en las que aseguraba que la identidad del niño correspondía a su padre, Manuel Vicente. Inmediatamente recabamos de Miguel algo más de información, dado lo entrañable de una historia que tantos años después nos permitía, en cierto modo, conocerla en todos sus detalles. Muy amablemente Miguel nos remitió algunas fotografías de su padre, “El Niño”, que al compararlas con el grabado de la marca nos permitían confirmar (con las debidas reservas que la confrontación de las imágenes requieren) la verdadera identidad del pequeño personaje de nuestra historia.  
Tras varios intentos de contactar nuevamente con nuestro informador e hijo del protagonista con la ilusión de recabar más datos, nada hemos podido seguir averiguando, pues Miguel parece rechazar nuestra invitación a ofrecernos más información. Por ello, y respetando la aparente voluntad de Miguel de no ofrecer más datos, respetuosamente omitimos voluntariamente los apellidos y de cualquier modo le agradecemos su atención.
La imagen de la marca “El Niño” respondía a la imagen fractal de un niño de corta edad que asomaba por la embocadura del bote de leche en cuya etiqueta se reflejaba de nuevo la misma imagen recursiva en bucle sin fin, ofreciendo una iconografía conocida como “efecto Droste”, imagen empleada en las carátulas propagandísticas de diversos productos comerciales, especialmente los alimenticios. En lo que respecta a la historia de la marca publicitaria, decir que en mayo de 1927 aparecía en el diario ABC un concurso en el que el lector participante debía adivinar la edad que “El Niño” tenía en el grabado, ofreciendo como pista que en aquel mismo año cumplía los tres años. Hoy, por lo tanto, Manuel Vicente debería tener 87 años.

 
Dejamos expuestas las fotografías comparativas para que nuestros seguidores opinen por ellos mismos.
 
  
Juan Francisco Fuertes Palasí

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